Para salir de casa en pleno verano, y más concretamente en plenas receso, hace desliz aceptar pequeños riesgos. Por ejemplo, el de tomar más. Aunque muchas veces nos concienciamos de que en los restaurantes, casas de amigos o familiares y chiringuitos sabemos controlarnos, lo cierto es que sin querer terminamos ingiriendo mayores cantidades de comida de las que estamos acostumbrados.
Cuando comemos fuera de casa suele incrementar la ingesta energética porque las porciones son más grandes y los alimentos, generalmente, tienen beocio densidad y calidad nutricional, a lo que estamos acostumbrados en casa si llevamos un estilo de vida saludable. Suelen ser alimentos mucho más palatables, es proponer, más ricos en azúcar, sodio, granos refinados y tener beocio cantidad de fibra. Luego, son menos saciantes y podemos consumir más.
Encima, el ámbito que se potencia en los restaurantes, con sus luces, música, comidas más largas de lo habitual…hace que la persona se sienta más relajada y en consecuencia, le apetezca tomar más.
Las receso son el momento más deseado del año, y por ello invitan a seguir la regla de las tres des.
– Despeja tu mente. Parece sencillo, pero es positivamente efectivo y en ocasiones no tan posible como pensamos. Salir de tu rutina diaria. Esa desconexión genera una paz mental y relaja tu mente.
– Desestresa tu físico. Descansa durante las receso y opta por el movimiento. Camina, lleva una vida activa y disfruta del entrenamiento moderado. Puedes hacer sesiones de mancuerna, cardio, cualquier disciplina deportiva que te guste.
– Disfruta. Disfruta de los eventos, de tu tribu y amigos. Aprovecha estos días para darte algún capricho, más delante te explicaremos cómo hacerlo de forma equilibrada.
Y en este postrero punto hay que incluir el disfrutar de tomar, sin remordimientos. Ya lo dicen siempre todos los expertos en sustento: el secreto del éxito en la víveres está en asimilar tomar de todo y tolerar un firmeza, así que no pasará nadie si unos días te pasas con la ingesta. Lo importante es tener una buena relación con la comida. «Puedes nominar el plato más ‘healthy’ de la carta y que para ti sea una alternativa insana en tanto que no te permites salir de tu control, de tu disciplina, mientras miras la hamburguesa de tu amiga. De esta forma tu salmón con brócoli se convierte en un autocastigo y no en un acto de autocuidado y complacencia por lo que comes», comenta Rocío Périz, nutricionista y cofundadora de be levels.
«Para impresionar a un restaurante con calma y no querer devorar la carta porque hace tiempo que no te permites consumir determinados alimentos, es importante hacernos conscientes de ello y trabajar la reconexión de las señales de deseo/saciedad. De esta forma habrá días que comas más, otros menos…pero confías en las señales de tu cuerpo que sabe lo que necesita. Este es el anciano acto de inclinación propio», recomienda luego Périz.
Cómo aparece la hinchazón
Para ahorrarte un malestar, la nutricionista alerta de lo posterior: «Uno de los principales errores es pensar que como vamos a cenar mucho, por ejemplo, es mejor no desayunar ni tomar o decidimos hacerlo en muy pequeñas cantidades… Esto es un error. Lo único que conseguimos es incrementar la ingesta y perder el control».
Aquí es donde puede aparecer la temida hinchazón… «La hinchazón es un indicio muy global hoy en día, pero que poco sea global en ningún caso lo hace natural. Hay multitud de cuestiones que podemos hacer para mitigarla y que deje de formar parte de nuestro día a día», dice la experta Périz
La aparición de este problema no se explica con una sola causa, y no existe siquiera un suplemento, dieta o bebida suerte que la elimine: «Cada persona es única y requiere un acometida individualizado. Cuando entendemos qué hay detrás de la hinchazón, podemos entonces aplicar las distintas herramientas», expone, y enumera las causas más frecuentes:
1. El picoteo constante y consumo excesivo de alimentos extremista procesados (ricos en grasas hidrogenadas y azúcar, aceites vegetales y edulcorantes). Son causa de inflamación y modificación de la microbiota intestinal.
2. Estrés: capaz de alterar neuronas intestinales y así causando disbiosis intestinal.
3. Descuido de actividad física: relacionado con constipación y desequilibrio en nuestra microbiota.
4. Toma de terapéutica como antibióticos que altera nuestro ecosistema bacteriano.
5. Sufrir una intoxicación alimentaria: muy frecuente en época de verano sobre todo si se viaja a países exóticos con medidas de higiene alimentaria deficitaria o mal estado del agua.
6. Sufrir malabsorción de determinados carbohidratos o tener alguna intolerancia no diagnosticada: que genera que nuestro sistema inmune libere citocinas inflamatorias cada vez que lo consumimos
7. Débito de bacterias beneficiosas como lactobacillus y bifidobacterias
En cambio, sí debemos implementar lo posterior, de acuerdo a lo que dice Périz:
1. Hidrátate correctamente.
2. Más mercado, menos supermercado: «Come alimentos, no productos», recomienda.
3. Entrena fuerza 2-3 veces por semana y sal a caminar diariamente o sondeo excusas para caminar más, como posponer una manzana más acullá de tu espacio de destino. Los detalles…cuentan!
4. Atender tus emociones, socorrer actividades que relajen tu sistema nervioso central
5. Masticar proporcionadamente, no engullir la comida
6. No mezclar muchos ingredientes por plato: «Los platos cuanto más sencillos, mejor».
7. Tomar un complemento con apoyo enzimático y especies antiinflamatorias: «’Gut day’ de be levels es el adecuado», aconseja.
«Con todo esto, vas a mejorar muchísimo tu contexto y si aún así sigues teniendo síntomas, ponte en manos de un profesional que te ayude a encontrar la causa y establecer un plan de movimiento. Pero sobre todo no normalices conducirse con inflamación», alerta la experta en sustento.
Luego de una comida copiosa…
– Audición tu cuerpo al día posterior, si has bebido y comido mucho, lo más probable es que tu cuerpo esté saturado y que no te pida comida. No comas por tomar, aprovecha e introduce tés depurativos, caldos calentitos y zumo de citrón con agua templada.
– Lo natural es que nos sintamos un poco hinchados tras salir de la rutina alimentaria del día a día. En la mayoría de los casos se manejo de retención de líquidos. No temas, ¡no vas a coger obesidad en una comida!